con tus uvas oscuras vienes vienes
pisando las cerezas de la sangre
Vienes vienes huyendo como androide
de una alcoba de besos de betún
¡Oh Muerte manilarga maternal!
Bebe coñac conmigo y emborráchame
cuando el silencio tiene sed de leche
y apoya su cabeza en las estrellas
¡Sí yo seré un payaso de ceniza!
Muerde los peces de mis pies y manos
Muerte olfatea mi ser de regaliz
Ven tú con tu pupila personal
de nómada nonato en movimiento
Estás en el aquí nunca te alejas
¡tienes perros amigos y violines!
¡mendigos que te adoran como monjes!
¡mariposas azules! ¡mariposas azules!
Dios se ríe se ríe con tus cuencas.
Poema
de Carlos Edmundo de Ory, el poeta que en el Madrid de los años 40, junto con
Chicharro hijo y Silvano Sernesi, andaban detrás de Miguel y sus amigos para
que se adhirieran al movimiento que pretendían crear, el postismo. Miguel, el
hombre al que tanto amaste, Salud, que se llevó parte de tu vida cuando se le
fue la suya.
Seguirás
aquí, Salud, porque los que te queremos te tendremos siempre, recordando tu
risa, tu melancolía, tu bondad, tu inteligencia, tus miedos, tus silencios, tus salidas geniales,
como lección de vida.
Salud, espero que Miguel esté al otro lado, agarrándote de la mano para que cese el miedo y retorne la seguridad y la sonrisa. Juntos. Pintando historias. Siempre.
Salud, espero que Miguel esté al otro lado, agarrándote de la mano para que cese el miedo y retorne la seguridad y la sonrisa. Juntos. Pintando historias. Siempre.